Aprender a Ser Resiliente: Parte 3
Aprender a Ser Resiliente: Parte 3
Cuando las cosas se ponen difíciles, los fuertes se lanzan a la carga. Pero para las personas con más éxito del planeta, el dicho adquiere un giro: "Cuando las cosas se ponen difíciles, no lo hagas solo".
Todo el que se embarca en la búsqueda de construir una gran vida o un gran negocio va a experimentar una buena cantidad de contratiempos. Durante este periodo de crecimiento, vas a ensuciarte y a rasparte las rodillas. No solo te caerás del caballo, sino que también perderás uno o dos caballos. Superar los obstáculos que se interponen en nuestro camino requiere una increíble capacidad de persistencia.
Quizá te sorprenda descubrir que gran parte de esa actitud de "no rendirse" no es una actitud en absoluto. Es una habilidad y una mentalidad llamada "resiliencia". Y como hemos hablado anteriormente, es un acto reflejo que cualquiera puede desarrollar y fortalecer. Posiblemente la mayor parte de la ecuación de la resiliencia se encuentre en las relaciones de apoyo que construimos y de las que nos rodeamos.
Como les gusta decir a Gary y Jay, nadie tiene éxito solo. A continuación vamos a explorar algunas de las estrategias clave que la gente utiliza para construir relaciones con el tipo de personas que te apoyarán en los momentos difíciles y celebrarán contigo en los buenos.
Construyendo Puentes
Idealmente, las figuras paternas son las relaciones que nos ayudan a ser resilientes en nuestros primeros años. Ya sea un abuelo, un hermano mayor o un profesor, los niños que tienen una figura estable, competente y protectora en sus vidas tienen muchas más probabilidades de triunfar. De hecho, el psiquiatra Saul Levine considera que un "apego primario" fuerte es el factor más importante en la vida de un niño. Esto se debe a que las personas con las que tenemos esta conexión nos permiten crecer, aprender y ampliar nuestros horizontes, al tiempo que nos proporcionan un lugar firme al que llamar hogar. Son las personas que nos enseñan a interpretar el mundo, nos hacen sentir seguros, satisfacen nuestras necesidades y nos protegen.
A medida que crecemos, cambia quién desempeña ese papel y cómo funciona. En lugar de un profesor o un padre, buscamos mentores y compañeros que desempeñen ese papel (y viceversa). Cada relación resiliente nos conecta a una red social más amplia. Según Levine, este creciente sentido de "pertenencia social" es un ingrediente clave de la resiliencia.
Él define la pertenencia social de la siguiente manera:
"Se refiere a la sensación de ser una parte íntegra, aceptada y apreciada de una comunidad. Es algo más que estar con personas de ideas afines; el apoyo y el cuidado son imprescindibles. Abarca el hecho de compartir experiencias personales dignas de destacar (de dolor y placer), una empatía mutua, objetivos comunes y una sensación de estar unido y 'conectado' de una forma básica y significativa".
El sentimiento de pertenencia a un grupo no solo da a nuestras vidas un mayor sentido y propósito, sino que también nos proporciona un sistema de apoyo. Necesitamos este apoyo. Sin él, nos quedamos sin la perspectiva y las fortalezas de los demás que, a su vez, dan forma a lo que consideramos posible y manejable. Sin esa ayuda, los obstáculos pueden parecer exponencialmente mayores.
En 2008, un grupo de investigadores puso en marcha un experimento para comprobar cómo influyen las relaciones en nuestra forma de ver los obstáculos. A unos estudiantes se les dio una mochila pesada y se les pidió que se pusieran delante de una colina solos o con un amigo a su lado y luego midieran el grado de la pendiente a la que se enfrentaban. Lo que descubrieron fue que los que estaban con un amigo eran más propensos a considerar la pendiente menos pronunciada que los que estaban solos.
Un estudio complementario llevó las cosas un paso más allá y, en lugar de colocarse junto a un amigo, se pidió a los estudiantes que pensaran en una relación positiva, neutra o negativa y juzgaran la pendiente mientras llevaban de nuevo una pesada mochila. El estudio arrojó resultados similares y descubrió que el mero hecho de pensar en una relación afectuosa hacía que el obstáculo ante el que se encontraban pareciera más pequeño.
Las cinco claves de las relaciones resilientes
Necesitamos ayuda, necesitamos amistades, necesitamos apoyo y debemos ser inteligentes a la hora de decidir a quién dejamos entrar en nuestras vidas. Cuando busquemos construir una relación resiliente en nuestra vida, busquemos las cinco cosas siguientes:
1. Apoyo emocional
Todo el mundo pasa por altibajos. Por eso las relaciones resilientes son recíprocas. A veces somos nosotros los que pasamos apuros y otras veces son los demás. Aunque es normal desmoronarse en tiempos difíciles, es importante recordar que las personas que están constantemente en un estado de confusión emocional no siempre son las más sanas.
Las relaciones de cualquier tipo requieren un intercambio. Eso significa ser capaz de apoyarse en alguien, y luego tener la oportunidad de que ellos también se apoyen en ti. Tener la oportunidad de dar puede ser una cuestión de vida o muerte. Según un estudio, cuanto más apoyo emocional proporcionamos a nuestros cónyuges, menor es nuestro riesgo de mortalidad. Así que, si te encuentras en una relación unidireccional, puede que sea hora de hacer algunos cambios.
2. Respetar los límites
Los límites son importantes desde la infancia. Cuando trazamos una línea y establecemos consecuencias por sobrepasarla, estamos mostrando nuestras expectativas claramente definidas.
En cierto modo, es como escribir un trabajo para el colegio (¿te acuerdas de eso? Olvídalo). Empiezas una nueva clase, tienes un nuevo profesor que tiene una serie de criterios específicos sobre lo que considera un "buen trabajo", pero ¿cuáles son? Si tuvieras un buen profesor, te daría una rúbrica: algo que estableciera muy específicamente cuáles son sus expectativas. Si no, tendrías que ir a ciegas, esperando que lo que hicieras fuera lo que ellos querían.
Estas expectativas no limitan, sino que liberan. Nos permiten actuar de manera razonable. Además, al comprender nuestras intenciones y propósitos dentro de una relación, podemos dar la bienvenida al apoyo y al amor disciplinario que aportan. Es la clave para crear relaciones fuertes, duraderas y sanas, basadas en la comprensión mutua, la comunicación y el compromiso.
3. Responsabilidad compartida
Todos tenemos ese amigo que nos anima a faltar a clase, a salir antes de la oficina o a eludir nuestras responsabilidades. Aunque está bien ausentarse de vez en cuando, somos más sanos y resilientes cuando contamos con personas a las que hemos dado plena autoridad para que nos echen en cara nuestras tonterías.
Los que nos hacen responsables son los que nos hacen crecer.
Cuando somos niños, que nos hagan responsables nos ayuda a prepararnos para las realidades de la edad adulta: todo el mundo tiene responsabilidades y todos somos responsables de algo o de alguien. Ser resiliente se basa en el sentido de la responsabilidad. Y la responsabilidad surge de la obligación de rendir cuentas. A medida que crecemos, ese creciente sentido de la responsabilidad por nosotros mismos y nuestras acciones nos ayuda a crear oportunidades y tomar conciencia.
A la hora de elegir a las personas que quieres que formen parte de tu vida, asegúrate de que no sólo sean responsables ellas mismas, sino que ambos compartáis el sentido de la responsabilidad. De ese modo, sabrás que puedes confiar en ellos y ellos te exigirán más, de modo que tú también serás de fiar.
4. Un conjunto de valores fundamentales
Valores, una brújula moral, una razón de ser... como quieras llamarlo, es esencial establecer conexiones con personas que tienen un principio interno que las guía. Las creencias ideológicas son una parte clave de la creación de un sentido moral fuerte de quiénes somos y, más que eso, crean un sentido de coherencia.
Las personas con un fuerte sentido de los valores, como los límites, tienen definiciones claras de quiénes son, de qué van y cómo interactúan con el mundo. Esos valores dictan cómo toman decisiones, establecen objetivos y afrontan dificultades. Para las personas que tienen valores egoístas o carecen de sentido de la moralidad, es poco probable que estén ahí para ayudarte cuando las cosas se pongan difíciles. En cambio, sus relaciones están definidas por su propio ego, materialismo y competencia.
Si eres de los que buscan señales de advertencia, evita a las personas que siempre tienen que tener la razón, se niegan a contemplar diferentes perspectivas, solo se preocupan por sus necesidades, solo aparecen cuando les resulta cómodo o fácil y no ofrecen reciprocidad (ya sea en forma de apoyo emocional, pasar tiempo juntos, ser mentores, etc.)
En lugar de eso, busca a personas que tengan una fuerte brújula moral con la que te identifiques o que respetes profundamente. Esta es la clave para construir relaciones más profundas y significativas. Ambos estaréis en la misma sintonía, tomaréis decisiones que respetéis mutuamente y os apoyaréis el uno al otro.
5. Fiabilidad
A nadie le gustan los amigos que solo están cuando las cosas están bien. Cuando buscas a alguien para incluirlo en tu círculo íntimo, quieres asegurarte de que, ya sabes, realmente estará allí. La mesa redonda del Rey Arturo no habría sido muy impresionante si la mitad de sus caballeros no estuvieran presentes. Y tu vida será igual de deficiente si las personas en las que confías no están ahí para ti.
Fíjate en las personas que conoces: ¿aparecen cuando las necesitas? ¿Te dicen lo que quieres oír o lo que necesitas oír? ¿Se hacen responsables de sus propios sentimientos o dependen de las acciones de los demás? La realidad es que no siempre somos divertidos. Las relaciones no siempre son divertidas. Las personas que se preocupan de verdad, no solo están ahí para los buenos momentos, sino también para los difíciles. Saber que alguien va a estar siempre a tu lado es una parte fundamental de la resiliencia. Ayuda a construir y establecer la confianza, el respeto y una sensación de seguridad emocional. Del mismo modo, asegúrate de ser el tipo de persona que siempre está ahí para los demás.
Cuando se trata de nuestras vidas, el día a día puede ser bastante estresante como para tener que preguntarnos de quién podemos o no podemos depender. Pero rodearnos de personas firmes y de confianza puede hacer que cualquier mal día parezca mucho menos agotador. Del mismo modo, aprenderemos a querer, respetar y (con suerte) imitar a las personas de nuestra vida que encarnan estas cualidades para que nosotros mismos podamos ser mejores compañeros/amigos/mentores.
Este es el último artículo de una serie de tres partes sobre la resiliencia. Estos impactantes artículos aparecieron originalmente en el blog The ONE Thing; se reproducen aquí con permiso.